Yamil Melgar Bravo se burla de la militancia de MoReNa.
Desprecia a los desharrapados, a los desposeídos que sudan la gota gorda para sobrevivir y no huelen a perfumes caros.
Se pitorrea de los que presuntamente son sus compañeros de partido y lo quieren tanto que hasta lo hicieron consejero estatal.
Tras bambalinas, mantiene vínculos con Ricardo Salinas Pliego, el mismo que fue beneficiado por Carlos Salinas de Gortari para comprar Imevisión a precio de remate y luego rebautizarlo como Televisión Azteca.
Es aliado confeso de Salinas Pliego, un abierto detractor de Andrés Manuel López Obrador porque se aferra a las prebendas de antaño y se resiste a pagar impuestos como cualquier compatriota.
Y ahora, desesperado por ser candidato de MoReNa a la alcaldía huacalera, Yamil Melgar no busca a las huestes morenistas sino a los mapaches del nefasto priato.
Vuelve a sus orígenes y se refugia en el regazo de lo peor que ha tenido aquí en la aldea el priato y el verde oportunista.
Tendrían los morenistas que estar mal de sus facultades mentales para respaldar a un pirrurris que desprecia a los desharrapados del vino tinto.
Les sobra razón a quienes sostienen que aquí en Tapachula, MoReNa es el PRI reciclado.
A falta de calor verdaderamente morenista, Yamil Melgar busca a forajidos con los que se lleva de piquetes de panza.
No niega la cruz de su parroquia.